lunes, 27 de julio de 2009

LA FACTURA POR COBRAR DE ULTRAMAR

Aunque para muchos la noticia del alza en las tarifas del transporte marítimo fue algo sorpresivo, otros más como el propio secretario general Manuel García García sí tenía conocimiento de la tormenta que se avecinaba, pues fue él quien aprobó la última anuencia para las navieras.

A 24 horas de la aprobación, las navieras iniciaron aplicando las tarifas nuevas y quienes finalmente salieron pagando los platos rotos fue el pueblo.

Pero es importante dejar en claro varios puntos. Es importante decir que la presidenta municipal tenía conocimiento de la intención de las navieras en aumentar las tarifas y aun cuando ella solicitó un estudio socioeconómico por parte de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes este nunca llegó o al menos nadie se enteró.

La reunión del pasado lunes 27 de julio por la noche en la sala de cabildos fue simplemente un teatro montado por el mismo ayuntamiento, pues de antemano sabían las consecuencias que traería la anuencia firmada por escrito que entregaron a las navieras.

Lo que está detrás de este incremento

Muchos consideran que solo se trata de un simple ajuste tarifario, pero otros más aseguran que se trata de una vieja "factura" que tenía pendiente por cobrar la empresa Ultramar.

Primero hay que dejar en claro que para poder llegar a un incremento entre ambas navieras, existió un acuerdo entre Ultramar y la Familia Magaña Carrillo, pues de lo contrario la SCT no hubiese autorizado los aumentos.

El acuerdo era simple: buscaba Ultramar homologar las tarifas porque sabían que logrando este objetivo la mayor derrama económica era para él, pues las embarcaciones amarillas transportan más del 60 por ciento de la clientela.

Pero muchos se preguntarán ¿porqué lleva ventaja Ultramar sobre los Magaña al mantener los mismos precios? Es simple, los amarillos cuentan con una flotilla de barcos modernos y mayor capacidad. Esto significa que por cada viaje de los amarillos (con los nuevos barcos), los Magaña tendrían que mover tres de sus barcos a la vez para poder tener una ganancia similar, lo que nunca sucederá.

Además no hay que olvidarse que la empresa amarilla tiene un plus. Está rifando un automóvil y tres motocicletas entre sus clientes que cuenten con su tarjeta "ultraplan".
Solo por comodidad, hoy en día existe más gente que ahora busca cruzar por la empresa amarilla, lo cual no resulta nada extraño.

De esta manera no solo se logra bajarle más clientela a la familia Magaña Carrillo, sino que también se consolidaría uno de los más importantes propósitos que existen, que es desaparecerlo para que solo pueda operar la empresa amarilla.

Una solución que se ha puesto sobre la mesa, es que la empresa Magaña reactive su ruta a Punta Sam y bajo acuerdo del sindicato de taxistas y API se pueda ofrecer un servicio cómodo y rápido.

Sin embargo el único inconveniente es que para poder aterrizar el proyecto se necesita más que buenas intenciones, se necesita llegar a acuerdos entre todas las partes, cosa que se ve difícil por parte de la autoridad municipal.